*Dos años después* Rol colectivo

Esto es una cosa que tengo pensada, para un rol generall, para quien quiera. Les cuento el argumento: Han pasado dos años desde la Guerra Santa y desde que se selló al Conde y a la Condesa en una dimensión aparte. Edo y Japón ahn sido reconstruidos así como las ciudades y pueblos que fueron arrasados. Yoruichi vive en Edo, con Kanda Yuu, Motoko Kanda con Lavi en China al igual que Komui, Lenalee y Ggio Vega, y Reika con Allen Walker en Inglaterra. La Orden se disolvió aunque en el mismo edificio todavía se reunen altos cargos para vigilar la Inocencia y al mismo Vaticano, en Roma. En las capitales del mundo hay una estatua de los Exorcistas y Generales, así como Rastreadores y otros miembros de la Orden Oscura, en conmemoración a los mismos.)



*Empieza el Rol*


Edo. Atardecer. Parecdía que fue ayer cuando aquella batalla final contra las fuerzas del mal y los Noé dedidían por propia voluntad retirarse en secreto de las órdenes del mismo Conde y su hermana Beatrice, qienes estaban sellados por una poderosa barrera, en otra dimensión, separada de la del mundo real.

Con el cantar de los pájaros, tal claridad del cielo tintado de anaranjado y fucsia, on las nubes apartadas. Todavía se guardaba pese a la tranquilidad, dentro de las memorias de las gentes, incluso de los héroes que todavía vivían. El día 12 de Junio de cada año, se festejaba el aniversario de la victoria contra la oscuridad, yendo al la plaza central de cada capital y ciudad con el motivo de obsequiar con flores hermosas y limpias las estatuas de los combatientes.

Yoruichi se encontraba en una vasta Mansión, perteneciente al clan Shihouin, con vastos y bonitos jardines, con todo tipo de lujos. Pese a las comodidades, le faltaba algo en su parcialmente vacío corazón, mientras escribía unas líneas en su lujosa habitación com si fuese de hotel de cinco estrellas.


Era primavera, aunque se había atrasado unos días en llegar al mes de Abril. Pese a escribir los haikus a la primavera, la casi veinteañera Capitana añoraba a alguien de sus recuerdos, a alguien a quien amaba de verdad con todo su corazón. La imagen de un espadachín pelilargo, de cabellos suaves y azulados, lacios como si fuesen de seda, y ojos azabaches en donde la noche se reflejaba, se veía reflejado en la mente de la chica, que, terminado de escribir, se levantó. Posó su siniestra en el brazo derecho. No le dolía ya.

China. Pekín.

Motoko vestía con un hermoso y sencillo traje cinomientras caminaba hacia la plaza central, y de la mano de su amadopelirrojo Lavi, el cual ya ostentaba el título de Bookman, en sucesión de su abuelo. Iba con él, vestida con un tradicional traje chino color rojo granate y recogía su cabello con un lazo color morado, a ofrecer hermosas flores típicas de china alas estatuas de los difuntos, aunque un rostro de felicidad reflejabasu rostro, aunque de algún modo sentía la angustoa prodcida por labatalla de hace dos años, que parecía ayer.