Bosque cercano a la Organización

-En un bosque adyacente a la organización, yo, Yuu Kanda, iba a visitarlo de vez en cuando, ya que no soportaba a mis compañeros de la Sede por estar todo el día haciendo ruidos y pegando gritos, por no decir los problemas que causan las máquinas de Komui, asi que me fuí al bosque esperando no encontrarme con Moyashi o el estúpido conejo-

Por fin...tranquilidad -Suspiraba aliviado de alejarme de ese pelotón de locos-

Descansando sentada sobre una de las ramas de un árbol, cerca del claro de donde se situaba Kanda. Tenía una mirada como ausente, pensativa, observando la eterna y obscura noche, predominante una blanca Luna en cuarto creciente, sobre las moteantes estrellitas brillantes. No llevaba su acostumbrada capa, ni su sombrero. Dejaba que la brisa nocturna le acariciase el cabello y el traje que llevaba, y el suave y levísimo tintineo de su espada a las espaldas y sus anillas al extremo de cada mechón tenzado en telar blanco de la pelinegriazulada.

-Viendo como la dulce brisa acariciaba mi cara, me levanté y mirando al cielo, todo lo que podía, ya que con las hojas de los árboles dle bosque se veía poco el cielo y a esa enorme luna que brillaba en ella, dije en voz alta pero con un tono calmado-

Creo que ya es la hora

-Así pues cogí mi Mugen y me la até al cinturón con tranquilidad y me introduje más en el bosque, perdiendo la silueta de mi imagen en la lejanía de donde me encontraba antes-

Spoiler:

Contemplando la Luna y la misma noche, perciia la presencia de Kanda, de quien tenía más recuerdos, y a quien no veía desde un tiempo atrás, quizá meses o más de medio año. Suspiró pensativamente, sin moverse de su posición.

-Mientras la luna iba desplazándose con lentitud, iluminando cada palmo de la tierra, yo andaba tranquilamente por el bosque, pareciendo que sabía a donde iba, un buen rato más tarde, se veía al final del bosque como un tipo de luces las cuales no se podía ver claramente que eran, hasta que salí del bosque completamente y vi el paisaje, la luz de luna acariciaba el suelo de este campo de flores y estas se iluminaban en su consecuencia, dando un bello paisaje-

. . .

-Callado me senté en el árbol que tenía al lado y observaba la luna y las flores-

Spoiler:

Bajó silenciosamente y se acercó al claro donde estaba Kanda, con sumo silencio y un sigilo bastante propio de ella, aunque dejaba que éste se diese cuenta de su presencia. Se detuvo al lado de él, seria y en silencio, el paisaje que pbservaba le era tranquilizador a la par que bello.

-Al cerrar los ojos y pasar un rato, noté la presencia de alguien, iba muy sigiloso, así que supuse que era "ella", con los ojos cerrados, fruncí el ceño y dije molesto-

¿Qué haces aquí?

Reika andaba perdida buscando la puerta de la orden, poco a poco se adentraba más en el siniestro bosque según ella.

Kuroi...no se que es peor si esto o un akuma.-Dijo sollozando de un lado para otro, sin rumbo fijo.- Ojala mi hermano hubiese venido conmigo...

Asustada por las sombras y las cosas me pensaba ver, Reika salió corriendo disparada con mucho miedo, tanto fué lo que corrió, que cayó contra el suelo, cerca de dos sombras que andaban sentadas admirando un hermoso paisaje.

Kyaa...-Dijo sollozando bajito para no ser detectada.

-Reika obervaba dos sombras, las cuales, una de ellas, la que parecía estar sentada, calló de lado hacia el suelo, como si de un trozo de madera se tratara, mientras que la otra silueta se mostraba inpasible y de repente, Reika notó como si una hoja de hierro fría se posara por debajo de su barbilla-

Tú -Con una voz amenazante y seria- Tienes 5 segundo para decirme que haces aquí o te corto el cuello

(Off: Reika, creo que esto es un tema para Kanda y para mí que acordé con él, lamento las molestias.

Kanda, ¿estás en el messenger? Lamento la tardanza, salí a caminar un rato.)

La chica no respondía aún, impasible, consciente de que tanto Kanda como ella eran observados, y eso que deseaba mantener una conversación tranquila, sin barullos y por supuesto con Kanda. No deseaba tampoco hablar dfe sus cosas personales ni de las de Kanda con nadie. Ni en pintura.

(Off rol: Lo siento u-u...me aburria y postee ya me voy ^w^)

L-Lo siento mucho.-Dijo aterrada al oir la voz de aquella supuesta sombra.- Es que no encuentro la entrada a la Orden... Y bueno me he perdido...yo, yo esto...

Se iba poniendo como un tomate poco a poco, no sabia que decir y le daba verguenza haberse encontrado con ellos de manera tan vergonzosa. Lo unico que hizo fué salir corriendo hacia la otra punta del bosque.

Esperaba paciente a que la desconocida respondiese a Kanda o se marchase por donde vino, esperaba mantener un buen rato sin bullicios, como le gustaba a Kanda. Sonrió muy levemente para sí, aunque al segundo volvía a su expresión seria y néutrra, al escuchar tras de sí al Rastreador y Teniente Marechiyo Oomaeda, aunque se anticipó al posible aufórico saludo de él, sarcástica, irónica y tajantemente.

SHIHOUIN YORUICHI:- No se te ocurra ni pensarlo, baka Oomaeda..- al segundo los cachetes dle Ratreador se quedaron más gordinflones de lo normal, tras lo que éste soltó el aire del efusivo saludo hacia otro lado, al parecer deilusionado y se retiró un par de pasos de su Capitana.- Parece ser que puedes ir solito sin que nadie te acompañe, perdiéndoite a la deriva.. a donde no te llaman,.. mismamente puedes volver por ti solito, ¿no?

MARECHIYO OOMAEDA:- ¡Ta..Taicho! ¡Me perdí y hace un rato le vi con un en..!- al instante calló, pues la Capitana le miraba de refilón con esos ojos azabache, fríos y severos. No esperaba má sde su subordinado, a quien detestaba en todos los ámbitos- ¡No me mire así, Taicho! ¡Es usted una desalmada, una..!-

Otra vez la Capitana le cortó lo que iba a decir, no iba a permitir que ese idiota bola de sebo insultase a Kanda, y ni mucho menos faltarle el respeto a sus superiores, mas él era uno de los muchos hombres que quisieron sincronizarse, pero que la Inocencia no los escogió, desgraciadamente. La Capitana levantó un poco la zurda y le hizo una seña a Oomaeda, indicando que se acercase.

SHIHOUIN YORUICHI:- Ven, Oomaeda.

El Teniente y Rastreador se acercó y posó una manopla tras una de sus pequeñas orejas para oir mejor a su jefa

MARECHIYO OOMAEDA:- ¿Sí, Taicho?

(Off: La Capitana Yoru no se corta ni un pelo en dar una buena ostia al Oomaeda xDDD)

No se lo esperó, pues Yoruichi le golpeó certeramente en pleno careto, con el puño de la zurda, a ese imbécil de Oomaeda, que retrocedió varios metros y cayó de culo por el fuerte impacto por el puñetazo.

Spoiler:

SHIHOUIN YORUICHI:- Baka. Lárgate.- resopló la Capitana desdeñosamente a Oomaeda mientras éste se retiraba con sangre en la nariz y la bocaza y tapándose éstas con una manaza, yéndose de regreso a la Orden lo más rápidamente que oudo con sus cortas piernas y sus manazas, mientras Yoruichi resoplaba pensativa. No podía tener un Teniente más imbécil que Oomaeda.

Yû Kanda:...tch ¿Y esta de donde salió? -Miraba como se alejaba rápidamente y se perdía en la oscuridad del bosque con su maleta y su anaranjado pelo-

Yû Kanda:-Giré mi cabeza donde se encontraba Yoruichi y...-Oye You, deberíamos...-Mi frase se cortó de golpe al ver la pedazo de escenita que estaban montando esos dos-

Spoiler:

Miró hacia Kanda, que regresaba después de echar a esa entrometida pelirroja, dispuesta a escucharle, porque sabía que la frase no estaba completa, lo cual le miró atentamente y seria, aunque más calmada de lo normal, sin decir ni una sola palabra.

Yû Kanda: -Al ver que ya se fué el rastreador a golpes y la peliroja a gritos, me acerqué a ti y te puse la mano en el hombro- Será mejor que nos vayamos ya a dormir a la sede, es algo tarde y creo que ya llevo demasiadas tonterías por hoy, ya volveremos mañana. -Dije con una mirada algo afectuosa intentando decirte indirectamente que los dos me habían cortado el royo y quería cortarles la cabeza- Si no te e smolestia, me gustaría volverme solo, necesito pensar asolas en mis cosas -Me crucé de brazos y esperé tu respuesta-

Spoiler:

Era cierto que esos dos idiotas les habían cortado la tranquila conversación, lo que era fastidioso. Sintió el tacto de la mano de Kanda, mientras le miraba atentamente, comprensiva. Cuando él se cruzó de brazos, era el momento de responder.

SHIHOUIN YORUICHI:- Claro que no me es ninguna molestia, Kanda.- le respondía calmadamente, con un tono algo más afectuoso hacia él, el único que la comprendía, el único que era su fuente de consuelo cuando algo iba muy mal.- Me quedaré entrenando un rato por aquí.- añadía, y silenció ya que no deseaba narrar lo de sus pesadillas o visiones a Kanda, (a no ser que él preguntara o le interesara, o bien preocupara), que por mucho que deseara, no las bloqueaba ni nada por el estilo y le impedían el buen sueño que deseara todo humano.- Buenas noches, Kanda, que descanses.

Reviviendo una y otra vez la pesadilla, le sentía fatal. El recuerdo de esas pesadillas o visiones le eran frustantes.

Estaba sola… y se escuchaba una macabra risotada, un pueblo o una ciudad incendiada, unos gritos angustiosos… de familias, adultos y niños huyendo de aquellas macabras risotadas y criaturas, que les asesinaban, seguramente los Akuma.. Evidentemente es la pesadilla de todo el mundo, pero ese pueblo parecía muy antiguo... Destrucción, soledad... una figura entre las sombras que desaparecía... sin siquiera sentir el dolor que se pose al perder a un miembro de la familia...A nadie.. no veía a nadie.. ni siquiera a Kanda … Después vislumbraba a una niña que huía con su madre en lo que parecía una tormenta, viéndose de fondo ese pueblo en llamas, o era otra aldea.. Huían en barca, aunque creo que la madre murió y la chica no sabía bien quién era.... Le llamaba a Kanda, pero no respondía... ni él ni nadie... En esa visión estaba completamente sola... "Y no puedo controlarla por mucho que quiera..Es extraño.. y frustrante.." pensó para sí la chica con el ceño fruncido, de espaldas, para que no la viera Kanda, frustrada por una nimiedad como esas visiones.

Por ahora no le tendrían porqué interesarle, aunque tenía la ligera sensación de que él, muchas veces, solía tener pesadillas con su pasado, o mas bien con aquella flor de loto flotando dentro de ese reloj de arena vacío, que estaba ligada a una maldición que portaba Kanda desde que era pequeño, o más antes. Una maldición que le ataba a la vida mientras se curaran las heridas por una extraña regeneración instantánea, y ella sabía la razón, que no diría a nadie más